Volví a ver Olympia, la película que hizo Leni Reifenstahl para las Olimpiadas de 1936.
Hace unos años, cuando tuve que preparar un final para la EMAD, elegí trabajar sobre el cine alemán pre Hitler. Ahí conocí a esta mujer, de la que no puedo dejar de ver cuanta cosa aparece. Más allá de que su producción fue la mejor propaganda nacional socialista y sirvió para endiosar aún más a los responsables, el valor cinematográfico que posee es descomunal. Y en particular Olympia. Película kilométrica. Me acordé que había unos planos increíbles de nadadores haciendo clavados. La alquilé otra vez, y sí, ahí estaban, filmados como los dioses ( y no es una forma de decir, realmente todos los atletas están tomados de una manera endiosada, haciendo de ellos seres extraordinarios)
Hay dos secuencias imperdibles casi seguidas en la segunda mitad. En la primera se muestra una especie de relax en el entrenamiento de los atletas, escenas como de vestuario, en una especie de sauna en el medio de un bosque. La otra es la de los clavados. Es un devenir de saltos a la pileta que va acelerándose y achicando el plano hasta tomar practicamente solo cuando los nadadores están en el aire, suspendidos.
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